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Proyecto Amigo| Iñaki García

Podemos tiene un problema de comunicación

Podemos

Poco más de dos años desde el nacimiento de Podemos como partido político y ya ha cambiado prácticamente todo para seguir siendo lo mismo. Con Pablo Iglesias a la cabeza se hicieron con el mensaje de indignación del 15-M y consiguieron hacerlo llegar al congreso de los diputados después de unas elecciones donde hicieron historia. Se podría decir que fueron los mejores en transmitir un mensaje que estaba en la sociedad, pero que nadie estaba siendo capaz de trasladar con credibilidad a la gente.

En este tiempo Podemos ha sido el partido más televisivo, también el más callejero y por lo tanto el más expuesto. Eso obviamente lleva implícito un desgaste grande y más si el partido está articulado para que brillen unas pocas figuras mediáticas; llámese Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Pablo Echenique y en menor medida Xavier Domènech y sin ser parte activa de Podemos podríamos incluir a las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau, quienes han aprovechado el incentivo que ha ofrecido Podemos a una masa electoral que ha encontrado un buen motivo para movilizarse.

Las campañas para captar votos de Podemos ganan enteros en cuanto más tiempo pase en pantalla Pablo Iglesias. El que fuera profesor de políticas de la Universidad Complutense de Madrid posee un efecto seductor sobre la gente, aporta cercanía, conocimiento y la capacidad excelente para trasladar en mensajes simples problemas complejos. Con la mente de Juan Carlos Monedero como ayudante e Íñigo Errejón para preparar todos esos discursos y estrategia política no les había ido nada mal. Cada minuto de Pablo Iglesias delante de una cámara es una posibilidad de ganar votos muy potente, pero solo si está en un buen día y eso es algo que en los últimos tiempos no se ha podido ver tanto. Podemos ha hecho un curso avanzado de gestión de crisis en estos dos años y de momento no llega al aprobado.

Pablo contra Pablo

La primera crisis en Podemos se pudo ver tras las elecciones para el Parlamento Europeo que llevo al nuevo partido a creer realmente que podían llegar a ser algo más que un movimiento social de quita y pon. El partido se hizo grande y la manera de gestionarlo fue el primer gran debate dentro de la organización. Como partido ultrademócrata llevó a sus votantes varias opciones de cómo dirigir Podemos y ahí se pudo ver el primer gran duelo interno: Los seguidores de la forma de hacer de Pablo Iglesias contra los seguidores de la forma de hacer de Pablo Echenique, una más personalista contra una más conjunta. El valor mediático de Iglesias ganó la partida con una mayoría aplastante y Pablo Echenique, quien había sido un activo de gran valor para Podemos, dio un paso al lado. Ese día Podemos comenzó a perder algo de la esencia y posiblemente algo de su fuerza aunque Iglesias parece que en sus últimos movimientos intenta recuperar a Echenique para la causa nacional.

Podemos y Venezuela

La relación entre Podemos y la política venezolana ha sido un caballo de batalla que no ha perdido vigencia que han usado todos sus rivales desde el nacimiento del partido para contrarrestar disputas dialécticas que hayan podido comenzar los de Podemos. Desde su fundación hasta ahora no han sabido encontrar una justificación que acabe con las especulaciones de la gente, han sabido vivir con ello y cada vez les hace menos daño pero es algo que en un análisis profundo les acaba restando credibilidad al partido de Pablo Iglesias.

Monedero y Errejón

Cuando comenzó a ser tomado como un partido con opciones se iniciaron las investigaciones y posteriores filtraciones sobre sus principales miembros. El triunvirato formado por Iglesias, Monedero y Errejón fue muy castigado. Al primero no fueron capaces de encontrarle nada anómalo, sin embargo, con Monedero y Errejón hubo problemas sin resolver. El primero con una filtración sin precedentes ya que participó el propio Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro y en la que se ponía el acento sobre algo menos de medio millón de euros que no había declarado y que acabó presentando en una declaración complementaria. Por su parte, Íñigo Errejón fue motivo de controversia por su contrato con la Universidad de Málaga con la que tenía firmado un acuerdo para trabajar 40 horas semanales, sin embargo, Errejón no podía hacer acto de presencia en Málaga al encontrarse trabajando en Madrid. Eso sí, las tareas encomendadas las realizó.

Estos dos casos, aunque seguramente podrían ser tomados como menores por ser de culpabilidad individual fueron caldo de cultivo para gestar varias crisis públicas y en su gestión de crisis llegó el primer gran cisma de Podemos. La estrategia del partido, al ver que las explicaciones por simplistas y poco convincentes no habían surtido el efecto deseado en la opinión pública, pasó a ser la desaparición mediática voluntaria durante un tiempo como si escondiéndose se solucionaran solos los problemas. Obviamente, el ruido entorno a Podemos aumentó y la persecución acabó teniendo como víctima a Juan Carlos Monedero, quien dimitió justo después de presentar el programa político de Podemos para las elecciones, un programa que había escrito de su puño y letra. Un duro golpe para la formación política y un flaco favor para Pablo Iglesias, quien perdía un socio mediático que le aliviaba la carga de ser siempre el representante de Podemos en las televisiones y de paso el principal valedor ideológico del partido.

Cansancio

Esas crisis individuales mal solucionadas nos llevaron a un Podemos que perdió frescura, perdió horas de televisión y perdió fuerza. Pablo Iglesias, el único que podía dar la cara, estaba exhausto de defender a los suyos y antes del inicio de los debates llegaba a la campaña electoral sin energía, algo que se vio en su máximo esplendor en el cara a cara con Albert Rivera en el programa de Jordi Évole, del que Iglesias no salió bien parado. No obstante, supo remontar y el debate a cuatro le dio las alas necesarias para llegar a las elecciones del 20-D con fuerza y posibilidades. El resultado quizás no fue el esperado, pero dejó un tablero de ajedrez en que Podemos tenía forma de dama, con poder de decisión y veto. Casi cualquier escenario iba a ser positivo mientras en el partido hubiese paz…

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Pablo contra Errejón

España lleva más de cien días sin gobierno. El ‘pactómetro’ no ha funcionado y Podemos, quien tenía buenas sensaciones en todo los escenarios posibles, ha cometido el error de crearse problemas. Ya sin Monedero en el partido, el tercer hombre en discordia es el catalán Xavi Domènech, peso pesado que provoca que la línea roja principal para pactar con PSOE sea un referéndum para que Cataluña pueda decidir su futuro. Pablo Iglesias ha adoptado a Domènech como su igual y Errejón ante eso parece que ha querido dar un salto y mostrar su importancia en el partido, para ello ha propuesto un acercamiento con PSOE con la idea de llegar a un acuerdo de gobierno pese a Ciudadanos, algo a lo que Pablo Iglesias no está dispuesto.

Difícilmente tenga final feliz esta situación. Los dos escenarios posibles son:

1. Se pacta con PSOE y pierden la credibilidad de sus votantes.

2. Fuerzan unas nuevas elecciones y se la juegan a una carta perdedora que antes de los problemas entre Errejón e Iglesias eran ganadoras. Los votos que previsiblemente iban a robar a un PSOE sin fuerza parece que no irían a ninguna parte ante un Podemos que de forzar unas nuevas elecciones se vería como un partido interesado solo en el poder por el poder, sin ánimo de pacto como han demostrado al marcar unas líneas rojas que no podían satisfacer por parte de PSOE.

Sin embargo, el gran problema de Podemos no es que hayan pasado de dama a caballo sin escapatoria, el problema es que han vuelto a caer en esa extraña estrategia que les hace guardar silencio cuando ven que tienen una complicación, algo que no da ninguna confianza para sus posibles votantes y que deja de desear bastante sobre su gestión de crisis. La comunicación, que fue lo que les hizo ser un ‘boom’, es a su vez su punto débil.

Xavi Domènech, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón
Xavi Domènech, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón

Conclusiones

El partido está delante de un examen propio. De cómo salgan de esta crisis estará gran parte de las aspiraciones de futuro de Podemos. PP y PSOE han demostrado dominar mejor ese arte de la política que es echar pelotas fuera y esperar. A Podemos le están faltando trucos de la vieja política para poder hacer nueva política, tablas y encontrar la manera para que Pablo Iglesias no sea el único foco del partido, ni alguien que cierre puertas en lugar de abrirlas, las líneas rojas dentro del propio partido han hecho daño a Podemos, sin embargo, no saber explicarlas ha sido mucho peor.