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Proyecto Amigo| Iñaki García

Así cumplió el West Ham el mayor sueño de un aficionado al fútbol

Steve Davies, un aficionado especial del West Ham

¿Cuál es el mayor sueño que puede tener un aficionado al fútbol? Se podría decir que ver a su equipo ganar algún título, y de ser un equipo pequeño ese podría ser un sueño todavía más bonito por la inclusión de la épica en la ecuación. Sin embargo, no creo que me equivoque si digo que el sueño de cualquier aficionado al fútbol es cambiarse por algún jugador de su equipo y poder disputar unos minutos con sus ídolos. Esa historia, que se ha podido ver en algunas películas, y que en otros deportes puede llegar a darse con niños con alguna enfermedad o en algún partido homenaje se dio en el fútbol inglés, en un partido de pretemporada del West Ham y el programa ‘Informe Robinson’ lo trató con la calidad que se merecía la historia.

El West Ham se encontraba en pretemporada y se enfrentaba al Oxford, un equipo de categoría inferior que estaba también cumpliendo uno de esos partidos históricos en los que te enfrentas a un equipo de primer nivel. En ese partido Harry Redknapp decidió escribir una página más para su autobiografía que publicaría años después. El prestigioso técnico británico sustituyó en la segunda mitad al lesionado Lee Chapman por un aficionado, Steve Davies, que se había pasado hasta ese momento metiéndose reiteradamente con el futbolista del West Ham. Anunciado por megafonía como Tittyshev, un ariete búlgaro ficticio que había disputado el Mundial de Fútbol ese mismo verano, el fútbol inglés cumplió el sueño de un ‘hooligan’, quien no solo jugó sino que además dejó su sello en el área con un final “feliz” para la historia. Sin embargo, el cuento de Steve Davies tardó en salir a la luz, la prensa no se hizo eco hasta unos días después y ahora ya forma parte de la leyenda del West Ham y del fútbol inglés, una leyenda de un fútbol diferente, difícilmente eso podría pasar en la actualidad sin fines publicitarios.

Os dejo con la historia contada por ‘Informe Robinson’. Una delicia que hay que ver hasta el final: