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Proyecto Amigo| Iñaki García

Etiquetas (artículo de Álex Couto Lago)

Etiquetas
Aprovechando que mi amigo ÁLEX COUTO saca nuevo libro, el recomendableFÚTBOL: ¿PREPARADOS PARA COMPETIR? , aprovechamos en Proyecto Amigo para darle un espacio para uno de sus artículos sobre fútbol en el que nos va a hablar de las etiquetas que están poniendo en el fútbol las estadísticas y los estudios cuantitativos. ¡Disfruten!

Recién terminado el campeonato nacional de liga y pendientes de quién gana la Copa del Rey y la Champions League, los medios, las redes y los foros futbolísticos comienzan a llenarse de estadísticas y estudios cuantitativos de cómo ha transcurrido el campeonato.

Cada vez más estudios, más completos y sofisticados nos informan de cómo se han ido produciendo las evoluciones ofensivas y defensivas de los equipos, mostrándonos información que pretende identificar patrones de comportamiento y características recurrentes en los conjuntos.

El valor de dichos estudios es tremendamente importante si se los contextualiza en su lugar adecuado y sirve para tomar decisiones en relación al devenir de los jugadores que conforman las diferentes plantillas. La clave de todos ellos es saber dotarlos de valor de uso, ubicarlos en el lugar en el que generen esas plusvalías tan deseadas que permitan incrementar la probabilidad de acertar en la toma de decisiones.

Equipos con altos porcentajes de goles en transición, (el concepto de contraataque ha sucumbido a las modas terminológicas), jugadores que han marcado en espacios delimitados por mapas de calor específicos que indican sus zonas de máxima producción, tendencias que definen a equipos que combinan más que evolucionan en juego largo o viceversa, valoraciones en términos porcentuales en relación al error cometido en contraste con el acierto generado. Plantillas interesantísimas sobre el número de sesiones perdidas por culpa de tal o cual lesión. Causas y efectos constantes en relación a una dinámica de análisis que se completa con videos tremendamente precisos sobre aspectos concretos del juego que se diseñan gracias a los cada vez más extraordinarios softwares dedicados a cada menester particular.

Con toda esta tecnología, con las posibilidades reales para tomar todos estos datos, antaño imposibles de recabar, podríamos hacer análisis tremendamente precisos sobre la realidad de los futbolistas, de los equipos y de los condicionantes que complican o allanan su andadura en la competición. La pregunta es, ¿por qué nos quedamos a medio camino de nada y nos dedicamos a etiquetar patrones de comportamientos obvios que nada informan, que nada aportan o que simplemente están sesgados como consecuencia de no valorar todas las variables y parámetros susceptibles de ser utilizados?

comentaristas de fútbol
Los comentaristas tienen al alcance cualquier tipo de dato, sin filtro.

La valoración futbolística es una disciplina tan compleja y difícil que afrontarla requiere disponer de un volumen de información inmenso pero además se necesita disponer de la suficiente capacidad de abstracción para comprender que el juego en sí mismo no aporta datos concluyentes, sino que dichos datos son consecuencia de comportamientos humanos, algunos entrenados, otros improvisados a través de situaciones concretas que se manifiestan de un modo tan determinado y específico que es prácticamente imposible predecir. Comportamientos humanos dirigidos estratégicamente desde un plan de acción que posteriormente se desarrollará a través de sesiones de entrenamiento en las que se busca optimizar la probabilidad de éxito en situaciones de simulación para posteriormente asimilar conceptualmente las bases fundamentales y aplicarlas, implementarlas en el terreno de juego a través de una interpretación instantánea de cada momento y circunstancia del juego, en función de la variabilidad incontrolable del comportamiento de un adversario dispuesto a tirar por tierra todos y cada uno de los objetivos que hubieras o hubieses planteado de antemano.

Cuantificar situaciones, gestos, eficiencias, eficacias, errores, aciertos, intenciones o intuiciones son quimeras numéricas si no se adjunta un volumen de información brutal relacionado con las personas que juegan, las condicionantes de las personas que ejercen la oposición, la variabilidad del entorno particular en el que se juega y los estados de ánimo puntuales y generales de todos aquellos que en un momento determinado tienen que ver con el juego.

Cuantificar para definir si el patrón de comportamiento general de tal o cual jugador se ajusta y se adapta a las particularidades propias de un equipo, el famoso “big data”, es una tarea que todavía en fútbol tiene que ver más con las expectativas que con las certezas. El análisis requiere de herramientas que ponderen los números en base a sensaciones, emotividades, miedos, creencias, confianzas, expectativas y controversias que se pueden producir antes, durante y en los momentos culminantes de un partido. Números que son útiles en apariencia, representan comportamientos etiquetados de antemano si no se les adereza con lo sustancial del juego, su humanidad, y al incorporar este concepto, se abre la ventana de la complejidad con mayúsculas y la estructuración y organización de comportamientos condicionados por las interacciones e interrelaciones que se generan en cada juego, en cada partido en “cada momento y circunstancia”.

Estadísticas de fútbol.
Todo se graba, todo se estudia.

En la época del pensamiento sistémico, sistematizamos todo lo que podemos acotar en números y le damos rango de norma. La organización sistémica del juego, la organización sistémica del individuo que juega y la incertidumbre que lleva aparejado todo juego colectivo sujeto a estímulos incontrolables no puede ni debe sistematizarse en base a números y porcentajes, salvo en aquellas circunstancias que permitan acomodar componentes cualitativos de rango superior.

Componentes como los anteriormente mencionados u otros tales como la idea o el estilo de juego que prevalece en un equipo a lo largo de una sucesión larga de partidos, la incidencia del rival en dicha particularidad en la forma de jugar, la organización de contenidos en base a sus prioridades puntuales en cada momento, la influencia de las relaciones grupales de tal o cual colectivo de jugadores en momentos determinados y su amplitud o reducción en función de incidencias psicológicas, cognitivas, emotivas o simplemente en sus propias creencias individuales. El ser humano es complejo, las relaciones que entablan con otros seres humanos los hacen más complejos, la organización en forma de equipo (sistémica) en términos de alcanzar objetivos comunes amplía factorialmente la complejidad, ponderando variables todavía más complejas que ahondan en la complejidad del colectivo y en las consecuencias de sus actos. Confrontar dichas complejidades ante otro ente complejo, (adversario), ratifica la tendencia compleja de la que llevamos rato hablando.

¿Pueden los números sentenciar de la forma en que algunos pretenden? ¿Se pueden encontrar modelos econométricos, estadísticos o de la índole que sea que nos permitan justificar tomas de decisiones sin contar con los imponderables de toda relación humana, las consecuencias del contacto entre las personas?

Seguramente la tendencia sea a ir acercando esferas para completar una disciplina que se antoja apasionante y será, sin ningún género de dudas, uno de los caminos más emocionantes que afrontará el deporte colectivo en el futuro. Pero aún no, no con las formas en que muchos, una mayoría han afrontado los análisis, desde la comodidad del etiquetado, desde la ausencia de conceptualización y dominio argumental de las complejidades que cada deporte colectivo lleva aparejado. No hay causa efecto todavía. El análisis de una foto es la valoración de un instante infinitesimal de la vida de un partido. El vídeo cortado ha de ser contextualizado con múltiples variables que han de ser acomodadas dentro de la valoración. La persona objeto de análisis deberá ser contemplada en el ámbito en el que ha desarrollado su actividad pero no se podrán extrapolar todavía, sus comportamientos a otros ámbitos diferentes y darle rango de ciencia, valor de ley. Todavía no.

Es por ello que todo el volumen de ingente información que se comparte en medios, redes e incluso clubs profesionales necesita y requiere del filtro adecuado para convertirla en información útil. Mientras esos filtros queden en manos de intereses o interesados, estaremos ante representaciones de figurantes que quieren pero no pueden. En el momento en que el número forme parte de un plan más amplio, de un aporte más complejo, estaremos ante profesionales capaces de abrir nuevos caminos.

El fútbol se está reinventando, pero como todos los inventos, requiere de pruebas de acierto y error que permitan ir avanzando. La numerología y el análisis de efectos especiales no dejan de ser una tendencia propia de los tiempos que vivimos, modas pasajeras que sirven para el entretenimiento, lo cual está muy bien, pero a las que no podemos darles más credibilidad de la que merecen. ¡Aún no!

Álex Couto Lago

Entrenador de Fútbol