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Proyecto Amigo| Iñaki García

Disfrutar es tu problema

Disfrutar

¡Se acabaron las vacaciones! Colgué varias fotos en redes sociales en estas semanas que he estado fuera y no han sido pocos los mensajes recibidos sobre lo duro que será luego volver al trabajo. El típico mensaje de «cuando vuelvas entrarás en una depresión profunda…«. Sí, todos tenemos esos amigos, sin embargo, esto no va de subidones y bajones posteriores, esto va de saber disfrutar (y no solo en vacaciones).

Me encanta viajar. Conozco a poca gente a la que no le guste eso de irse lejos del hogar y sentirse el rey del mundo o un completo desconocido. Pero tengo la sensación que no todo el mundo sabe disfrutar.

Cuando tu manera de divertirte no depende de ti

Estamos viviendo en la cultura del like y detrás de eso se esconden problemas bastante graves a nivel personal. La necesidad de aprobación grupal, problemas de autoestima y dependencia son algunas variables comunes en esas personas que buscan ese like que da la vida.

No es casualidad ver infinidad de artículos que señalan los sitios más espectaculares para ver y la cantidad que los visitas en busca de una instantánea sin más. Eliminamos las parafernalias, la historia tras la sonrisa de la Gioconda ya no nos importa, ni quién la hizo, ni cómo, importa que la foto quede lo mejor posible.

Tampoco es casualidad que Instagram vaya derrumbando poco a poco a un Facebook cada vez más basado en la publicidad. La imagen elimina el engorro de escribir, Instagram te simplifica aún más la vida.

Sin embargo, hay una perversión detrás de la dependencia de esas redes sociales, sobre todo cuando la felicidad de ese momento depende del impacto social que tenga. ¿Me lo he pasado mejor o peor en mis vacaciones porque más gente ha visto lo que he hecho y le ha gustado? Es una pregunta incómoda, pero que en muchos casos parece que está legitimada. El otro nos evalúa nuestra diversión, algo tan perverso como problemático.

Cuando elegir la diversión es tu responsabilidad

La dificultad para divertirse no es un elemento solo de las vacaciones, en el día a día a veces es complicado dar en el clavo. En la mayoría de ocasiones es gran problema es de expectativas, aunque la actitud y la compañía son también actores principales a la hora de disfrutar.

Hilando con la cultura del like, es habitual montar planes que parecen salidos de películas, que a otras personas les han hecho felices, sin embargo, eso no tiene porque gustarnos a nosotros. Entender eso aliviará muchas frustraciones posteriores. Las expectativas cuanto más bajas mejor en la mayoría de casos.

Otro secreto para disfrutar es la actitud. Debemos encontrar nuestro lado positivo a la hora de aprovechar nuestro tiempo de ocio y para ello lo más idóneo es adaptarse a las circunstancias. Eso no siempre es complicado, en muchas ocasiones es difícil ver la parte buena de uno de esos planes en los que todo sale mal, sin embargo, fluir en dichas situaciones te hará crecer y divertirte valorar más aún los «buenos días».

¿Por qué tenemos que disfrutar de un día de sol y no podemos hacerlo con uno de lluvia? ¡Ponte unas botas de agua y ves a saltar en charcos!

La compañía es importante. Aunque solos difícilmente nos equivoquemos en los planes a realizar, hacerlos en compañía puede aumentar el disfrute exponencialmente, pero no todo vale.

Elegir la compañía y el plan adecuado para que la diversión sea conjunta es clave. No sirve de nada irse a hacer la ruta 66 si el espíritu aventurero no es parte de ambos, tampoco será lo mismo ver la Torre Eiffel con tu pareja que con un amigo de fiesta, por ello, elegir es importante.

El secreto para disfrutar que te hará llegar al cielo: DEJARSE LLEVAR

No soy hombre de picos enormes de alegrías ni tristezas, no obstante, he conseguido disfrutar prácticamente de cualquier cosa que me pasa y para ello tengo un secreto que solo he revelado a unas pocas personas.

Pese a ser muy meticuloso y perfeccionista, la planificación tiene un tiempo limitado y en cuanto ese tiempo acaba hay que actuar. Moverse y hacer lo planificado y lo que pueda surgir.

En ese momento entre lo planificado y lo que pueda surgir aparece la magia, ahí hay que estar relajado, dejar atrás las expectativas y dejarse llevar, es el instante del carpe diem, de vivir el momento y fluir. Ese momento mágico es en mi opinión lo que puede hacer que disfrutes sin necesidad de nada más que tú y tus circunstancias, sin necesidad de la aprobación externa ni de nadie más. ¡Disfruta, maldito!